Relatos del caribe N° 13: El viaje







RELATO - XIII
EL VIAJE



CAPITULO I. 
LA PARTIDA
Eran las 9 de la Noche, de aquel Enero de 1968,- había pasado, la fiesta de Reyes y se disponía a viajar  a   la capital el   pasajero principal de nuestra historia.. Ese año- terminó  sus estudios de bachillerato en el internado del Liceo Bolívar de Sincelejo. Llevaba  puesto un  yean  azúl,  desteñido, la camisa desabrochada. De  de su hombro derecho colgaba un morral, que apretaba contra su osamenta,  como si fuera el escudo del viejo caminante de la Mancha, que había visto en la portada de los libros de español y literatura. Su cabellera suelta y desarreglada propia de los 70,  su tez blanca y su cuerpo flácido,  diferenciaba  del común de los pasajeros, la mayoría  hombres y mujeres de cuerpos morenos,  tostados por el sol quemante del Caribe.
 El bus- en el que se disponía a partir: un    Rápido Ochoa, Modelo -  1.960 , anunciaba  la salida con sus dos cornetas delanteras, sonando estrepitosamente,  al tiempo que el ayudante del conductor, abría los depósitos laterales, para que los viajeros acomodaran  allí  sus maletas.
Colocó  la suya,  por entre el medio del tumulto, por encima de las cabezas de la gente,  en el borde del compartimento y con la etiqueta en la mano, saltó al interior del bus, y  se hizo en el primer asiento.


CAPITULO II.
LOS RECUERDOS DEL LICEO, QUEDAN ATRÁS
No lo podía creer, - por fin  se sentía libre, de todos, era  actor desde ahora, de su propio destino. . Su madre, - la niña Blanquita, no estaría más a  su lado,  para asfixiarlo con sus consejos,  y asistirlo con su protección desmedida. Había conocido la libertad, desde 6 años atrás,  en 1962, cuando empezó el bachillerato  Actuaba por si sólo, parametrado solamente por los muros del liceo, que ni siquiera pudieron contenerlo.- ¡ Cuantas veces -se preguntaba, -desenganchó la ventana de rejas,   empotrada en la pared del dormitorio, - para escapar  por ella de un salto y volver a instalarla con sus compañeros de aventura, en el mismo sitio,  de donde fue  transpuesta, para escaparse  luego hasta el  SALON SUCRE " .- billar que quedaba  cerca del Parque principal, a una cuadra de la IGLESIA.! en pleno centro de Sincelejo.
Ciertamente no era un niño, educado  como en los colegios londinenses, con las mas severas reglas de disciplina., No- éste era  un internado caribeño, donde la juventud se  educa en las más disímiles  circunstancias. pero con plena libertad, suelta desbocada. donde los tres golpes, si bien eran puntuales, no eran de primera categoría. comida como de monjes Benedictinos.  Con perdón de Doña Elvira Facio lince, que regentaba aquel matriarcado,  el más grande por aquella época de las sabanas de Bolívar  y Córdoba.. El Departamento de Sucre se creó en 1967.
Los internos tenían un solo retaque, por la tarde a 7 p.m - todos los días: Las de cocina, arrancaban el  pegado  del arroz  de 3  ollas gigantes de aluminio, y en  vez de botarlo, lo pasaban a  los internos, por entre los calados  que separaban el comedor de  hall  del liceo.
El cachaquito, como le decían sus compañeros, era una excepción, dentro de  aquel  grupo de muchachos, ´- una beca, de las 300 que la familia TAMARA  repartía en Sincelejo, lo igualaba a todos, y el disfrutó  las diferencias , asombrando a sus compañeros, con su piel de mono caucásico, entre tanto moreno,  con sus dotes de picardía.,  sus goles, y sus jugadas.  Unas veces le decían  "Jamardo,  un jugador que por esas calendas asombraba en el equipo de los Millonarios: Siendo – diestro, su entrenador lo puso  a jugar por la punta izquierda,-Pues bien el muchachito, a motu propio, se multó la pierna derecha, no volvió a jugar con esa extremidad, hasta que no le devolvieran -la No. 10 -  También se ganó gratis el mote de: "hijueputa"  palabra que se escuchaba, frecuentemente en las  barras  cuando debiendo patear con la derecha, patialba con la izquierda, poniendo en dificultad al equipo.
El  profe Pernett., se ponía las manos en la cabeza, se agachaba hacia adelante y explotaba diciendo:"  "Este, me la va a sacar" cada vez que perriaba una demás, o 2 o 3 veces seguiditas, con la  pata chueca. Los de la banca, con ganas de entrar ,le decían al profe: " A-já.. y porqué no lo sacas!,  El les contestaba, “ y qué - tú... la vas a metee¨ . En fin  siempre, casi siempre la metía en el arco contrario, o la servía en bandeja al gordo Oyola, otro delantero, que era, algo así como en los tiempos de hoy, el  René Valenciano  del Junior. - papaya  puesta -papaya partía. - !Pongale la firma, se iba  adentro con arquero y todo!. 
Saben, que hizo el profe-pernett, para poner en cintura al criaturito: Un buen día le dijo: "!Si me driblas 2 veces, estando perdiendo el partido- y lo perdemos, -te mámas uno  en física  y otro  uno , en Educación física. Tu verás que haces!.  Ajá - El profe dictaba las dos materias en el Liceo y al cachaquito le tocó hacer una menos.
El bus arrancó estrepitosamente, y los recuerdos se fueron al piso de la realidad, vio las luces de la ciudad, desaparecer, por la misma ventana en que desaparecerían, las ultimas casitas apostadas a lo largo de la vía. un sopor invadió su cuerpo, agotado por tantas emociones,  rendido esparramó su cuerpo sobre el asiento y espaldar del vehículo.

CAPITULO III
EL DESPERTAR

El  DOGGE -60, de  30 Pasajeros, paraba  media hora en cada Estación, se despertó a las once  de la noche en PLANETARICA  población extendida sobre la vía,- a la  una y media, arribó a Montelibano, después de pasar por Buena vista.. De el primero  extraen el Níquel colombiano, Luego siguieron CAUCASIA,  la tierra, de las minas de oro, donde termina la planicie,  y taraza, la culebra serpenteante, apostada  por un costado de unos de los tres pezuñas , que el gran cordón de los andes, despliega moribundo  sobre el paisaje terrestre , antes de detenerse impotente, frente al mar azul del Caribe colombiano. Por este sitio el muchachón,  se colocó su vieja chaqueta de yean Índigo,, mientras , escuchaba los comentarios de los pasajeros de al lado, que decían," este parece el pueblo mas largo del mundo,  se emborracha  uno subiendo si va para Medellín. Igualmente se emborracha bajando, si viene para Caucasia o Montería. ".  Es un espectáculo magnificente de la naturaleza. Trepar por la cordillera, encaramarse sobre su lomo gigantesco, donde reposa, apacible  la población de Yarumal, rodeada de bosques de pino. Hay que dar tantas curvas que queda, cualquiera mareado.
En  esa época, dadas las previsiones del tiempo se gastaba –dos días, cuando no tres, para llegar a Medellín. . La gente decía, esto se pone feo de CAUCASIA  para arriba, curvas y curvas, contorneando la cordillera, hasta quedar metidos en su propio centro, luego el motorizado  avanza kilómetros y kilómetros hasta llegar a yarumal, después los llanos de Cuiabá, mas adelante la población de Don Matías, con un manto verde- intenso, cubiertos de pinos incesantes, con una geografía enconada, , que lustra cuando es bañada por el sol del mediodía, se pone mate- verde botella, en las horas de la tarde y brumoso, con lienzos blancos moteados,  amaneceres y atardeceres.
 Que hermosa es Antioquia, en su paisaje rupestre, en sus paraderos y comederos artesanales. La arepa Antioqueña se cuece en hornos gigantes, con soplones de viento. El calor de la agua de- panela con queso y la almojábana, hervida en fogones de ladrillo rojo, eleva la temperatura a los viajeros que tiritan, impactados por el frío de  aquellos parajes solitarios, y los restaurantes y almorzaderos se desparraman por toda la carretera., ofreciendo los platos típicos de la zona, donde no puede faltar la BANDEJA PAISA, ornada con arroz, frijoles, plátano maduro, carne molida, chorizo y chicharrón.  Un almuerzo de este caletre se remata con una tazada de "Claro"  bebida típica a base de maíz, no fermentada, que no es peto, ni se parece al peto, -ni es chicha, ni se parece a la chicha. Es simplemente Claro y se llama Claro, del cocimiento del maíz blanco, sin haberse mesclado  azucares, ni otros aromatizantes., Sabe a gloria y es neutra, contrastando con la fuerte acidez de la bandeja paisa, con lo cual se convierte en un excelente complemento como bebida natural. 
Hacia las 6 y 30 de ese otro día, el bus arribó a la capital de la montaña- Medellín, una ciudad,  metida en una meseta, o tal vez una meseta metida dentro de dos inmensos farallones montañosos, iluminados por centenares de miles de farolitos, con sus grandes avisos, que denotan un gran espectáculo circense, Fue una aventura extraordinaria, pero había terminado el viaje, la terminal de pasajeros se ofrecía a la vista y al joven larguirucho, no le tocó más remedio que  bajarse. Se echó una maleta al hombro y se perdió entre los transeúntes.