TRIBULACIONES DE DOS PRESIDENTES SAMPER-PASTRANA Y LA PAZ CON LOS ALZADOS EN ARMAS

Las tribulaciones en los centros de poder, del Presidente Samper y del Presidente Andrés Pastrana Arango. El por qué no pudieron hacer la paz, las razones por las que fracasaron en la inteligencia de esos procesos y en la dirección institucional de los mismos: Samper y Pastrana a motu-propio quisieron dirigir los procesos a su acomodo, valiéndose como instrumento principal de los COMISIONADOS DE PAZ y con el auxilio de una figura semi-institucional que se denominó en ambos casos: LA COMISIÓN NACIONAL DE CONCILIACIÓN, pero siempre los comisionados fueron nombrados a dedo por quienes el Presidente consideraba, a su manera como excelentes facilitadores o intermediadores. Así las cosas, cualquier actividad en este sentido conducida de manera unilateral, por el gobierno, fue vista con celos por el CONGRESO y la SOCIEDAD CIVIL, además, consideraba que, cualquier acción emprendida por el Gobierno, tenía que ser convalidada por el CONGRESO. Fueron tantos los encontrones entre estas fuerzas, que la más fuerte -en este caso el Gobierno-, cuando el proceso de paz, se hizo público merecedor de reconocimientos mundiales, los disensos en estas tres fuerzas aumentaron y en últimas ambos Gobiernos, el de Samper y el de Pastrana optaron por debilitar la posición de sus competidores concomitantes, hasta el punto que disolvieron de alguna forma, las instituciones creadas para tal fin. La experiencia de estos dos procesos demostró a tirios y troyanos que el DOCUMENTO BUSTOS denominado: "PROPUESTA PARA DIRECCIONAR Y LEGITIMAR EL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA", era insularmente la más acertada, en cuanto que fue la única propuesta planteada para crear una institución de cáracter tripartito compuesta por representantes del GOBIERNO, el CONGRESO y la SOCIEDAD CIVIL: en tanto que la Sociedad Civil representaría al constituyente primario con vocación para conformar un nuevo pacto social y autodeterminarse como gestor de ese cambio y acompañante del proceso a la vez; en segundo lugar, al CONGRESO, como la representación popular constituida legalmente de donde emana la autoridad legal del Estado y por último al Gobierno que es el Estado mismo como autoridad ejecutante.

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