Relatos del caribe N° 1: El viejo Anibita






Relato I:

El viejo Anibita


Dicen que el viejo Anibita, -hombre rico-, quería desplazar a "Mundo Gómez" para demostrar que tenía más plata que éste; se fue a Sincelejo y compró un televisor de esos que estaban saliendo y eran la novedad de la época. A   las 7 de la noche, llegó Anibita con su extra-largo a la puerta de su casa, estacionó el willys y descargó tremendo cajetón. Bajaron el aparato, en medio de los wipipí, emocionados- de los hijos del ganadero y lo instalaron.- Demoraba 15 minutos para prender, mientras se calentaban los tubos y pasaba el estrellerío  y brillantez   de la pantalla. Aparecieron las imágenes y el sonido, y eso fue el griterío más grande. “-¡Pa que respeten no joda!, esto no es un radio- ¡aquí  si podemos ver, todo lo que pasa en Bogotá!” .   - Wipípí,  no joda, -se volvía a escuchar-. Miedda! a la par que esto sucedía, la peladera se fue apiñando en la puerta de la casa de Anibita. -tanto, que ya no dejaban oír al ganadero- y éste mal humorado, procedió a cerrar las puertas de la casa.

Pues, como si señor, que la peladera se quedó afuera, mirando un chispero. -mi madre! si no habían 50 pelaos en ese momento y el vecindario ardiendo, porque también se sintió ofendido, -ajá- porque ahí estaban, los hijos del Piche Godín -que eran 9-, el Nene, Rafa, Oscarito, el puto y el Jairo -que era el último de ellos-, los hijos del Nono Díaz, el Nono chiquito y el tun-tun, los hijos de Alfonso Gómez -Mario y el gato-, los hijos de Erasmo Toribio -como 4-, fuera del  Furuso, el  Alberto de Miguel Ramón y el negro de Marina, los de Aurora Bello -2-, Álvaro el visco,  y el "manito" Alean y por último, el Humbectico, el mismísimo diablo de la niña Blanquita, -diría Alfó, el papá putativo de los López-Gómez-. Éste, se fue para su casa  maquinando la maldad que había aprendido en el Liceo Bolívar. Ya en el comedor,  le metió una moneda de cobre al foco provocando un corto mayúsculo, -Maña que aprendió con el mismísimo sobrino de ANIBITA, “Aníbal de Luis ”, -armaban un corto en el circuito eléctrico donde se encontraba el colegio, barrio la María de Sincelejo,- con una moneda de cobre..


 para que les dieran salida, mientras se restablecía la luz-.La corriente era absorbida por la moneda encholocada  en el foco, y así empezó el fogonazo en la casa de la niña blanquita, cuyas cuerdas no resistieron. Cuando la candela,  chispeaba bajo la palma seca, se armó el griterío: Se quema la casa de la niña Blanquita! La gente corría con baldes, ollas, tanques, Alguien,  reventó el cable que daba entrada al circuito y se conjuró semejante desorden, pero nadie durmió  esa noche en San Andrés!. .  . luego que desconectaron la casa del circuito eléctrico, se restableció la luz en todas, menos en la que se originó el corto- . Dios sabe como castiga las pilatunas.

Así se quemó el primer televisor que llegó a San Andrés y que duró un solo día. ANIBITA POLO como era tan fregado, se fue a Sincelejo y les tiró el televisor por la cara a los propietarios del almacén, convencido de que por culpa de ese aparato, casi se quema San Andrés. -"¡MALDITO APARATO,...YO PA’ QUÉ COMPRÉE ESA MARICADA!” -afirmaba con esa vocesota de tarro que tenía-. SI JOSEFINA ME HUBIERA HECHO CASO, ¡NO HUBIERA PASAO NAA!.

-Si Anibita se hubiera enterado de la verdad, yo no estuviera contando el cuento, a mi pobre mamá la hubieran desterrado de San Andrés y Josefina hubiese podido gozar su televisor, por muchos años.